martes, 5 de enero de 2016

Las antiguas sacerdotisas, el amor y la muerte.

Comparto este correo electrónico comentando y/o tratando de interpretar un artículo que gentilmente compartió con nosotros hace tiempo una compañera del taller de senderismo y meditación.   http://ellayelabanico.com/lasexualidad-como-sacerdocio/


Creo que no hemos entendido lo mismo a cerca del papel que jugaban las sacerdotisas “vírgenes”.    Que se refiriesen a ellas como vírgenes no quiere decir que se privaran de hacer el amor. Lo que quiere decir es que las relaciones sexuales solo ser permitían vivirlas como algo sagrado, como una ofrenda a todos los seres, como una experiencia no para satisfacer los propios deseos sino para brindarlo en beneficio de algo mucho más grande.   Cuando dice que las sacerdotisas eran vírgenes no creo que se refiera a que fisiológicamente lo fueran, sino que a la hora de investir el amor y la sexualidad sagrada cultivaban una energía purificadora, sanadora  en lugar de ceder al deseo de apegarse a las personas amadas.  No es que no amen y no vivan una emocionalidad plena lo que sucede es que viven una amor tan profundo que no se produce 

ninguna clase de aferramiento al ser amado y esto es precisamente lo que hace posible que el amor pueda transcender.  Esta forma de entender el amor es lo que las hace sacerdotisas, que es algo así como unas guía espirituales plenamente conscientes que pueden ayudar  a otras personas, desde su posición de sacerdotisas, a descubrir una forma de amar tan profunda que está más allá de los apegos emocionales.




Recuerdo que el otro día me hablabas de cuando al principio nos estábamos conociendo y comenzando a amarnos y tú te quedabas patinando cuando yo te nombraba la renuncia.  Solo nombrártela te tiraba pa’ atrás. En las relaciones de amor la renuncia es algo comparable a la muerte M. Es una realidad que la muerte existe, y por no pensar en ella no significa que no vaya a suceder.  Hay personas que la rechazan o la ignoran, la temen o la niegan, pero solo abrazarla hace posible el poder transcenderla.  Pues el amor es igual.  Entender el verdadero amor solo es posible abrazando la renuncia. Solo así se puede descubrir el amor transcendente.  Porque el amor es una entrega sin reservas y al mismo tiempo es el respeto más profundo.  Y ese respeto implica un desapego muy grande hacia el ser amado


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