lunes, 17 de noviembre de 2014

EL RÍO Y LA MONTAÑA


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El río fluye con fuerza es un río que arrastra. ¿Cómo permanecer en mi centro sin que el río me arrastre? ¿Cómo mirarlo sin que me lleve la corriente? En mi paz interior me refugio y desde ella abrazo todo el río, con una visión amplia, entregándome a él, rindiéndome y dejándome anegar por él.  Estoy con él y en él.






¡Qué bonita es una niña comiendo una ciruela madura y sabrosa en brazos de su padre! Sólo quiero ser el siervo de su felicidad. Sólo eso me satisface.
No sé lo que busco ni quiero saberlo, sólo sé que solo debo esperar que me sea dado y sentir la gratitud que siento.



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Te añoro. Me siento abandonado en este remoto lugar... mi pobre niña. La fuerza de esta naturaleza te hubiese gustado. Lástima haberte perdido, pero te llevo conmigo. Siempre juntos. 
Todo cambia, todo se transforma. Hasta lo más estable aparentemente se mueve y cambia. El reino de la roca. Un río labra un cañón dejando los sedimentos que una vez fueron el fondo del mar expuestos en una pared a miles de metros de altura.  El tiempo no significa nada. Hasta la roca aparentemente inmóvil se desnuda y cambia. La fuerza del agua la desnuda, las fuerzas orogénicas la levantan.



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Dos ríos unen sus aguas bravas fundiéndose en uno mayor. Unen sus fuerzas se mezclan y desaparecen el uno en el otro. Ahora son uno. Bendigo el amor.





Una escalera de cedros conduce al cielo...





y al franquear el umbral de una puerta nos encontramos en la morada de los dioses.




Colosos de piedra y hielo nos rodean y  nos bendicen con su presencia. ¡Qué felicidad tan grande y tan profunda!¡Cuánto amor, cuánta pureza, cuánta belleza! Me siento afortunada y agradecido escuchando la canción de un poeta y la danza en ofrenda a las bendiciones de las montañas.






No tiene sentido estar triste por la ausencia tuya. Camino a contracorriente. El río fluye en dirección opuesta. Tú eres el río y no vas en mi sentido sino en el contrario. No puedo hacer nada para cambiarlo, solo sonreír y dejar marchar. Tal vez en otra ocasión fluyas conmigo... ¿Quién sabe?





Una rosa silvestre de la montaña está en mi libro gracias a Abdul... y en mi corazón.








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Nieva todo el rato. Estamos atrapados en la caseta, en un valle lleno de nieve.





Los yaks pastan bajo la nieve.




Ayer las señoras del pueblo nos acogieron en sus casas y nos brindaron yogur, pan y manteca de yak.






¿Me pregunto si mi camino es renunciar a subir una montaña? ¿Me pregunto si mi camino es renunciar a mis sueños? Mi alma se ensombrece tan solo de pensarlo, Una montaña ¿Qué importa una montaña?




Pero mis sueños...Alientan mi vida y mi razón de ser. Lo intento, pero no dependen tan solo de mi, y supongo que así es como debe ser.

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Hemos subido el Minglik Sar aprovechando una ventana de buen tiempo. La subida es extenuante.




Desde arriba las vistas del Karakorum son increibles.





Entrego mi ofrenda a los seres sagrados que habitan las montañas. Lo mejor de mi es lo que he dado y es lo que entrego para el beneficio de todos los seres.  Gracias.


Durante la noche ha caído una gran nevada.






En la ascensión he visto la flor de Aster. Quiero creer que es una señal de esperanza. Siento las bendiciones de todos los seres iluminados como el resplandor de las cumbres lejanas, como el brillo de la nieve en lo más alto.

Ahora comienzo por primera vez en el viaje a seguir el curso de los arroyos, bajando del Minglik.










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Sonrío a la luna, sonrío a una nube. Acompaño al río en su camino y me siento acompañado. He ido a la fuente y renazco como agua corriente. Sigo el cauce del río. Todos los seres están conmigo. Les sonrío. Caminamos juntos. Caminamos hoy hasta la extenuación para llegar a Shimshal. Beso la belleza de las gentes.




Los gigantes de hielo se ciernen sobre nuestras cabezas. Su paz y su pureza curan todo mal.









Echo de menos a M, S, J, y M.

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Karimabad, Hunza valley. Poshiquesta bonito el Rakaposhi


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Los seres sagrados me colman y me siento muy honrado. Están conmigo. Me encomiendo a las montañas y las montañas se encomiendan a mi. Me refugio en ellas y ellas se refugian en mi. Es un honor muy grande para mi. Me desborda tanto amor.

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Hoy recordé a I y a A.  Las amo. Ruego por la felicidad, por la paz y por el bienestar de sus almas. Ojalá podamos tejer un telar donde nuestros caminos sean hilos que se crucen para sanarnos y crecer juntos.

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Se acerca el fin de nuestro viaje en la ventosa y polvorienta Gilgit.

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El tiempo se ha parado. Las ciudades siguen su ritmo al margen de estos singulares ¨turistas¨.  El río es ahora ancho, inmenso y con la fuerza de cientos de caballos.

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Nada que ver con el pequeño arroyo que brotaba y gorgoteaba a los pies del glaciar del Minglik Sar.  El río sigue estando de mi lado. Somos compañeros de camino. Hemos recorrido un largo camino juntos. Todos los ríos van al mar que es el amor, el saber, la libertad.  No importan los vericuetos, ni los obstáculos a superar. No importan las montañas que se interpongan ni los desiertos, los ríos siempre buscan su camino hasta el mar que es nuestro mar, el mar tuyo y el mío, el de todos. Todos los ríos descansan en el amor, la paz perpetua y la libertad para amar. Buscamos lo mismo así que tarde o temprano nos encontraremos en ese lugar.

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He bajado nuevamente al río y paseo por una playa, en su orilla. Refresco mis deditos en sus aguas y siento la arena por mis rendijas. La montaña está en el río, el río está en la montaña. Mi energía es el río, es la montaña, es todo y ...nada.  Siento la luz de la montaña en mi. Igual que el sol ilumina a las montañas, ellas me iluminan a mi con su luz, su paz, su pureza y su perfección. Ahora acompaño a los ríos con la luz, esa luz de las montañas que va conmigo.

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De regreso me encuentro con una mujer que, tal vez por su preceptos islámicos, en tanto que hombre, evita mirarme.  El miedo y los preceptos equivocados aprendidos se retroalimentan. Sonrío al alma abrazo al dolor.  Miremos de frente a la felicidad y al amor. En Pakistán, en Tenerife y en cualquier parte del mundo el miedo y la ignorancia separan lo inseparable. Sonrío.

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Un grupo de mujeres y niñas me siguen. Me siento acompañado. Escucho su murmullo de voces me baño en él. No me siguen a mi, solo que nuestro camino es el mismo. Todos lo ríos van al mar...

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Los ríos de agua se han convertido en ríos de gentes. En Islamabad, en Rawalpindi, en Lahore. Las sonrisas de las gentes son mi alimento. La sonrisa de un señor que recoge botellas de plástico varias, de unos niños en un parque, de un viejecito que me saluda dos días seguidos en las dos orillas del río de coches que es Peshawar Road.  De una mujer que me mira de manera penetrante desde el interior de un velo en un carrotaxi.  Saludo desde mi corazón a este pueblo que me ha enseñado cosas, a esta tierra. Saludo desde mi alma a los niños de la calle en Lahore, que no levantan cuatro palmos del suelo y ya buscan donde dormir en los solares.  Saludo al chico que busca en la basura en busca de... ¿algo?.
Saludo también con todo mi ser a los complacientes adinerados de los barrios de chalets abunkerados que conducen sus flamantes coches de fabricación japonesa mientras otr@s trabajan jornadas de 24 horas por escasas rupias en talleres inhospitos de la jungla de cemento y polvo que es Rawalpindi.
La mezquindad de H. es tan solo una prueba más de la dureza de la vida en este país que nos hace a los seres humanos rebajarnos. Nada que se pueda tener en cuenta...
Sonrío también desde el corazón a la familia que lleva a sus dos hijos y un bebe en una moto. Despiertan mi ternura. "Sin miedo al tráfico, en el calor y la paz del seno familiar sobre una moto".

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Siento amor y compasión hacia las mujeres que llevan velo integral y burka sometidas al poder del hombre musulmán y siento amor y compasión por cada uno de los hombres que cooperan con este sometimiento y lo hacen posible.
Siento amor y compasión por los niños de la calle que no tienen a donde ir y malviven junto a las aceras sin el calor humano de una madre o de un padre, y siento amor y compasión por las personas que permiten que esto ocurra sin intentar evitarlo, dedicando ingentes cantidades de dinero al mantenimiento de este estado militar policial absurdamente armado. Policías, seguritas o militares armados hasta los dientes en cada esquina.
Pakistán! Pakistán! Pakistán! Ríos de gentes luchando, soñando, buscando el camino a su manera. Ríos donde sumergirse, ríos para amar, abrazar, estrechar y tomar para ti el dolor. Mis mejores deseos están contigo Pakistán. Siempre contigo, mis pensamientos y sentimientos.

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viernes, 11 de julio de 2014

INTIMIDAD Y COMUNICACÍON HUMANA

Hay un momento en la evolución personal y social del ser humano, cuando una niña o un niño se empiezan a convertir en una mujer o un hombre, en que el ser humano se da cuenta de que sus relaciones sociales y su naturalidad en armonía con la esencia de su ser pasan por que se comporte como cuando está sol@. Puede ser él mismo o ella misma en el mundo de los adultos, no necesita hacer nada. Es tan sencillo como eso. Solo hay que ser y estar como cuando la intimidad que te proporciona tu estado de soledad te permite ser tu mism@.  Este proceso de maduración te permite crecer y convertirte en un/a adulto/a.  Pero el proceso queda abierto.






Esta comprensión te permite alcanzar cierto dominio sobre el mundo para desenvolverte y participar.  Sin embargo no hay dominio. En realidad ese dominio es solo una ilusión de la mente.  El ser humano se siente realizado en su expresión social cuando comparte lo más intimo de su ser con los otros, pero no basta con eso. Para que el ser humano pueda alcanzar la realización plena lo más intimo del ser de los otros debe acompañarlo en todo momento de su existencia.  Incluidos esos momentos de soledad en que los otros, "aparentemente", no están. Solo entonces se produce el reencuentro y el redescubrimiento de lo más íntimo del ser.









Esto sucede cuando el ser humano, en soledad o en condiciones de intimidad, es capaz de comprender que todos los seres sintientes, los seres sagrados y los seres queridos están presentes en todo momento, y cada acción y/u omisión es llevada a cabo sintiendo la armonía con ellos, así como la compañía y las bendiciones de todos ellos.  Pero para alcanzar ese estado de conciencia que te permite llevar a todos los seres contigo primero hay que renunciar a la estimación propia.  Entendida ésta como toda forma de placer que nos permitimos el lujo de experimentar en nuestro propio beneficio personal. La frivolidad que implica la persecución del propio placer nos separa de todos los seres de luz que brillan en consonancia con nuestra propia luz y nos sentimos alienados.


Tampoco se trata de convertirnos en ascetas, pero es necesaria la renuncia para alcanzar ese estado de conciencia que nos permite llegar al corazón de todos los seres y llevarlos siempre con nosotr@s mismos a donde quiera que vamos y con quien quiera que estemos.





domingo, 29 de junio de 2014


Feliz verano a tod@s. Retomamos el taller de senderismo y meditación en septiembre. 








viernes, 28 de marzo de 2014

Pequeñas pinceladas sobre la comprensión de respeto.








Masculino y femenino es una unidad, una totalidad, como bien sabes y
comentas, la palabra china yinyang es un solo vocablo que expresa las
dos energías en perfecta fusión, en movimiento, interactuando
interrelacionadas formando un continuo. Esas energías están dentro de
ti y están fuera.  Si no estuvieras dentro de un cuerpo de mujer tu
energía masculina y femenina sería un todo indiferenciado. Y perderías
radicalmente tu conciencia de ser femenino. Al tomar forma en un
cuerpo de mujer o de hombre durante muchas vidas. La polaridad
masculina y femenina te lleva a fusionarte y separarte una y otra vez
con el otro (y del otro) sexo a diferentes niveles relacionales, desde
los más bajos hasta los más sutiles.  Es un juego de
atracción/separación en el cual se producen tensiones que se van
grabando en tu memoria corporal durante muchas vidas.  Las tensiones
te impiden confiar en el otro sexo.  Pero tu propia persona en sí
misma es una dualidad, Por que existe una energía manifestada en forma
de cuerpo de mujer (o de hombre) y otra energía latente que subyace en
tu interior.  Estas dos energías unidas son la totalidad de tu ser.
Las tensiones hacia el sexo contrario son tensiones interiores que se
manifiestan como la negación de una vertiente de ti misma. Y son el
resultado de heridas sufridas en el pasado en tu dignidad de hombre
y/o de mujer. Por eso no confiar en el otro sexo de alguna manera
representa el drama de no poder confiar en una parte de ti misma.




Solo la armonización de tu propia energía masculina y femenina te
lleva a transcender esta división, esta dualidad sexual.  A través de
una  entrega que se hace más y más profunda puedes alcanzar una
confianza plena en el otro y liberar las tensiones de tu memoria
corporal acumuladas durante muchas vidas.



Pero un amor tan profundo que puede llegar a transformar tu propia
energía es  un amor que se da, que se sacrifica para que tú vivas,
para que el otro viva. Para que tú puedas ser. Es la fuerza de la
renuncia. Una muerte para nacer en el otro. Como cuando una madre se
sacrifica por su hijo y se quita su propio sustento para entregárselo
a su hijo aún a costa suya.  De hecho si tú has nacido mujer es por
que un ser masculino dejó de ser para que tú tomaras forma como mujer.
Es algo muy mágico que tienes la posibilidad de experimentar desde tu
corazón.  Dar ese paso no siempre es fácil, pero es una entrega y una
confianza tan plena en el otro sexo que te honra muy profundamente y
te dignifica tanto que se produce una armonía muy profunda entre tu
energía masculina y femenina a nivel interior. Tanto es así que se
produce el nacimiento de una mujer muy plena dentro de ti. Una mujer
total, por que interiormente se liberan y desaparecen todas las
tensiones acumuladas durante siglos de existencia debido a esa
división sexual aparente a la cual hemos dado crédito.  Los velos de
ignorancia desaparecen y se va tomando conciencia de que no existe tal
división. Es solo apariencia.  Dos seres compartiendo en perfecta
unión. No sabes dónde termina uno y donde empieza el otro. No importa
quién es hombre y quién mujer. Eso es completamente indiferente. No
importa nada en absoluto. Solo dos seres sintiéndose el uno al otro y
compartiendo. Dándose y recibiendo sin importar quién es quién.

En ese momento, en el momento de la renuncia. Tienes
que armarte de valor para dar y dar con el corazón. Dar con el corazón
implica una  alegría interior muy profunda, una belleza muy sutil,
algo verdaderamente especial.

Se trata, como tú dices, de abrir el corazón y abrazar ese dolor como la
madre tierra abraza a todos los seres y alivia su sufrimiento. Como
una madre que abraza a un niño y su dolor, con la ternura que ella le
expresa, se va calmando.  En esto
es muy importante el sentimiento de respeto, pero solo cuando seas
capaz de respetar tus propios sentimientos, los sentimientos más puros
que albergan tu alma y tu cuerpo, entonces serás capaz de respetar al
otro, de morir por el otro, de renunciar.  Y esa renuncia te hará
crecer como persona.

Lo que trato de expresarte es muy intuitivo. Te hablo dirigiéndome a
tu cuerpo, tu mente y tu alma. El mensaje hay que entenderlo desde lo
más profundo del corazón.

La naturaleza es nuestra maestra. Solo hay que escucharla y ella nos
habla. Nos da sabias lecciones para el corazón.
El domingo pasado, caminando por un sendero a través de un bosque de
laurisilva, me llamó la atención un laurel muy viejo de tronco
corpulento y gran altura rodeado de una veintena de chupones.
Conociendo el peculiar sistema reproductor que adoptan estas formas
naturales visualicé ese mismo árbol dentro de cien años como un anillo
de grandes troncos que por el momento solo son chupones y su tronco
madre ausente ya y sustituido por el anillo de laureles.

Continué
caminando  otros cien metros y me encontré con un ejemplar que había
adoptado dicha forma y no era producto de mi imaginación.  Un anillo
perfecto de menos de un metro de diámetro formado por unos diez
troncos de laurel que crecían alrededor de un espacio vacío que en su
momento ocupó el tronco madre.  Esta típica formación arbórea de la
laurisilva adopta siempre un aspecto similar a una jaula circular
formada por troncos.   Quedé impresionado por la energía del árbol. O
no sé si llamarlo mejor comunidad arbórea ya que en realidad se trata
de  9 o 10 laureles que unidos forman un solo ejemplar.  Hechizado por
sus formas, sin darme ni cuenta, me introduje en el interior de la
jaula formada por todos los troncos del árbol.  Encontrándome allí
pude percibir la energía del tronco madre, que en un momento ocupó ese
lugar más intensa y profunda que si aún estuviera presente y
físicamente vivo. Su energía continuaba viva  a través de todos los
hijos que rodeaban ese espació y en su ausencia se podía percibir su
presencia de luz más clara e intensa que el mismo sol.  Había dejado
de existir para que sus propios hijos crecieran y se convirtieran en
ejemplares adultos. Ese amor, esa transmisión de energía se encontraba
presente en el lugar y vibrando a pesar de que el tronco madre había
desaparecido por completo.  No se podía ver con los ojos pero se podía
percibir su presencia , se intuía claramente y cualquiera capaz de
abrir su emoción y su sensibilidad podría darse cuenta de que, sin
más, se encontraba allí.


La meditación es una energía similar. Es un estado profundo en el cual
la ausencia de ser te permite ser con todo lo que te rodea. Residir en
cada ser sintiente en cada piedra, en cada hoja, en cada flor.
Renunciar a ti mismo te lleva a renacer en todos y cada uno de los
seres de todos los mundos.  Esto es ausencia de estimación propia, como ya decía el Bodhisatva Langri Tangpa en el s. XI, que no es otra cosa que desapego. Y es lo único que puede
permitirte estar presente en todos y cada uno de los seres como sí
realmente no existieras. Y de hecho, de alguna manera no existes y por
eso puedes renacer en el otro  y en todo lo que te rodea.  Podemos
decir que no existimos por que la vida es un componente tan esencial
de nuestro devenir como lo es la muerte. Por lo que también estamos
formados de muerte, nuestras células mueren y se renuevan cada segundo
que pasa. Solo aceptando esa realidad y permitiéndole que siga su
curso podremos comprender la realidad tal como es y fluir con ella y
en ella.
Amar es morir para nacer en el otro. ¿Que en el momento de morir nadie
nos garantiza que vamos a nacer después?. Pues no. Desde luego que no.
 Pero no nos queda otra que confiar. En eso consiste el amor: en
confiar, en entregar tu energía creyendo en que el otro la va a
sostener.  En escuchar tus sentimientos y arriesgar tu energía sin
esperar nada, pero con la convicción de que todo lo que das merece la
pena darlo simplemente por que tu corazón te lo dice.



Quiero dedicar todo el contenido de este blog al beneficio de todos los seres. Gracias.