sábado, 3 de agosto de 2024

La visión básica y la Intención básica como fundamentos del Tantra.


Las relaciones transcendentes de amor universal e incondicional que inspiran el Tantra se fundamentan en la visión e intención básicas. Al contrario de lo que se suele pensar no hay una búsqueda del placer y del disfrute personal en la experiencia tántrica. 

La intención básica implica la renuncia y el desapego, ya que consiste en evitar nuestra estimación propia que desea nuestra felicidad en todo momento pero no le importa la de los demás. La estimación propia se funda en una intención egoísta que cultivamos día y noche, incluso cuando dormimos, vida tras vida.
La intención básica consiste en considerar la felicidad de todos y cada uno de los demás seres sintientes.  
Cómo dice el lama Geshe Kelsang Gyatso, "En comparación con los demás, nuestros problemas y sufrimientos son insignificantes porque ellos son innumerables, mientras nosotros somos solo una persona. la felicidad y la libertad de innumerables seres sintientes son más importantes que las de una sola persona: nosotros. Por lo tanto, no es apropiado preocuparnos solo de nuestra propia liberación, sino que debemos generar la visión suprema que estima a todos los seres sintientes, y mantenerla día y noche sin permitir que se nos olvide"

La experiencia del amor en el Tantra es un amor que surge de la renuncia, del respeto, y del amor incondicional sin apego.  El amor contaminado de estimación propia es egoísta, porque busca la satisfacción del propio deseo y obedece a la ilusión de una concepción errónea de uno mismo como ser separado e independiente del resto del universo y de los demás seres sintientes. Este concepto equivocado de uno mismo y fundado en el propio deseo ocasiona, a su vez, la ilusión de "lo mío". 
Las relaciones sentimentales tal como las conocemos están contaminadas de esta concepción equivocada de nosotr@s mism@s y no lleva a proyectar nuestros deseos en los objetos de deseo que son los otros seres.
 
Una relación sentimental de pareja unipersonal no es ni buena ni mala desde el punto de vista del Tantra. Dependerá de si la intención básica de los seres inmersos en dicha relación es de género altruista, incondicional y universal. Sí esa relación busca la satisfacción de su propio deseo sin importarle la felicidad y la libertad de todos los demás seres sintientes no está considerando a los demás y, por tanto, no está cultivando la intención básica que ama por encima de todo a todos los seres sintientes, sino que cultiva una intención egoísta de estimación propia causada por un concepto equivocado de uno mismo que designa a la propia persona como ser separado y a los demás seres como objetos susceptibles de pertenencia de dicha persona.
 
 
 

 
 
Del mismo modo, una relación sentimental comunitaria que trasciende la pareja e implica un grupo de personas no es ni buena ni mala desde el punto de vista del Tantra, dependerá de la intención básica.  Si cada uno de los seres inmersos en dicha relación considera la felicidad y la libertad de todos y cada uno de los seres sintientes, no sólo los inmersos en dicha relación, sino también la de todos los que han existido, existen y existirán, en cualquiera de las esferas de la existencia, entonces la intención básica subyace en dicha relación y se está recorriendo el camino del Tantra, en la medida en que ese amor ilumina a todos lo seres sintientes sin distinción.

Por esto el amor desde el punto de vista Tántrico es inclusivo y nunca excluyente. Es un amor basado en la compasión universal, la renuncia y el respeto que no quiere nada para uno que no pueda ser, a la vez, compartido y entregado sin reservas a las demás personas que nos rodean. 

Las relaciones sentimentales unipersonales son tradicionalmente excluyentes, ya que no conciben el amor fuera de la relación.  Pero no necesariamente la concentración amorosa tiene por qué estar carente de una intención básica del amor que considera a todos los seres. 

Cuando el amor que expresamos a una persona encarna el amor que sentimos por todos los seres, la intención básica está presente. 
 
 
 


Del mismo modo, el amor pluripersonal, no necesariamente excluye el amor unipersonal.  El amor consciente más allá de la relacion de pareja unipersonal está basado en la renuncia y el deseo de que los demás seres puedan alcanzar la felicidad y, concretamente, el ser amado unipersonal que lleva consigo nuestro amor cuando lo expande por el mundo, para investir con él a otros seres, también nos está honrando. Por lo tanto es inclusivo y a la vez exclusivo. Sin dejar de ser unipersonal, la intención básica hace que se transforme y se convierta en pluripersonal, conservando su esencia.

Este clásico antagonismo entre la concentración amorosa y la dispersión amorosa se resuelve de este modo en el Tantra. Donde todo lo que podemos desear para hacer feliz a los demás seres tiene cabida. Las formas en que se exprese el amor no tienen importancia solo importa la motivación que subyace, es decir, la intención básica que estima a todos lo seres.

En el budismo tántrico de la tradición Vajrayana, se medita sobre la imagen de Buda Heruka y su consorte Vajravarahi que representan la unión del gran gozo y la vacuidad, es decir, el Mahamudra del Tantra. 

La meditación implica la visualización de nuestra energía masculina y femenina en perfecta unión más allá de las formas ilusorias. Nos visualizamos como deidades omniscientes y transcendentes que, en el amor, irradian luz hacia todos los seres sintientes. 
 
 



Buda Vajravarahi y Buda Heruka
BUDA VAJRAVARAHI Y BUDA HERUKA
 
 
Nos visualizamos como Buda Vajravarahi con su consorte Heruka o como Buda Heruka con su consorte Vajravarahi indistintamente con sus atributos femeninos y masculinos. Sintiéndonos la propia deidad con sus atributos puros. La forma masculina y la forma femenina se disuelven la una en la otra y desaparecen como tales. Luego toda  forma se disuelve y desaparece en la vacuidad con un destello de luz que finalmente se apaga. 
En este instante deseamos de corazón que todos los seres puedan alcanzar la iluminación. 


martes, 2 de febrero de 2021

El sentido de la iconografía y cosmología budista.

 

Las deidades meditacionales, budas y bodhisattvas.  

 

Tara Verde
 

 La forma budista de entender la realidad como un mundo de mera apariencia donde todo esta vacío de existencia independiente impregna todas las expresiones de la sabiduría transcendental. Por ello, en la iconografía budista, las representaciones de los budas, seres iluminados y bodhisattvas, se significan como manifestaciones artísticas utilizadas a modo de apoyo para la meditación y para la transformación.  Así, estos “Yidam” o deidades meditacionales, son  considerados como fuente o raíz de las realizaciones espirituales. Las “Dakinis” y los protectores del Dharma son considerados fuente o raíz de la actividad iluminada.

 

 

Chenrezig o Bodhisattva Avalokita

 

En lugar de objetos de veneración,  las manifestaciones iconográficas budistas son más bien espejos de nuestro ser más interior y mapas para orientarse en el camino para superar nuestros velos de ignorancia hasta alcanzar la iluminación.

 

Bodhisattva Manjushri


Los seis mundos de la existencia samsárica.

Del mismo modo, la representación de la rueda de las existencias cíclicas y los seis mundos de la existencia samsárica (mundo de los infiernos, mundo de los espíritus ávidos, mundo de los animáles, mundo de los humanos, mundo de los semidioses, mundo de los dioses). Esta cosmología se puede considerar como arbitraria y no ver en ella más que una construcción hipotética sin fundamento real. Sin embargo, dado que estas concepciones están vacías de existencia separada y son meras apariencias proyectadas por nuestra propia mente. Entendemos que, del mismo modo que todas las cosas y fenómenos que observamos están dotados de una naturaleza vacía y carecen de existencia inherente, esta cosmología de la existencia samsarica también tiene una naturaleza vacía de realidad inherente. 

 

Los seis mundos de la existencia samsárica.
 

Cuando creamos las causas para experimentar estos mundos, a través de las motivaciones contaminadas por los deseos, aversión e ignorancia, experimentamos estos mundos (en tanto que estados de ser). Por lo tanto estos mundos son proyecciones de nuestra propia mente ordinaria y corresponden a estados de existencia realmente percibidos que se circunscriben a nuestras propias realidades interdependientes. Sin embargo, desde un punto de vista de la realidad absoluta están vacíos de realidad propia ya que son meras proyecciones de la mente.

Es decir, es como si estas experiencias de los mundos samsáricos existiesen como un sueño, de manera dependiente de nuestra mente y del karma que hemos desarrollado.

Este punto de vista nos habla de un significado simbólico y/o alegórico para cada una de las experiencias samsáricas que implican los seis mundos. Las cuales, quedan manifestadas en un solo mundo, que es el que conocemos, pero que, en función de los velos de ignorancia, lo experimentamos, en determinadas ocasiones, como cada uno de los seis mundos de existencia samsárica.

 

 

Vajrasattva

 

También los budas, las deidades meditacionales y los bodhisattvas están vacíos de existencia independiente, lo cual quiere decir que no existen de manera separada a las personas que meditamos en ellos. Puesto que llevamos dentro de cada uno de nosotras y nosotros la semilla de un buda. Es decir el potencial de iluminación. 

 

Buda Sakiamuni

 

Por ello, cuando tomamos refugio en el Buda. Este buda con todas sus bendiciones y toda su actividad iluminada existe a través de nosotros. Y, de otro modo, no podría existir, ya que está vacío de existencia separada y solo puede existir manifestándose a través de todos y cada uno de los seres ordinarios cuando éstos cultivan el Dharma con el fin de alcanzar la iluminación, por el beneficio de todos los seres. Exactamente igual que un buda o un bodhisattva.

 

Vajrayogini

 

La inspiración de las energías representadas por los budas, bodhisattvas y deidades meditacionales permiten cultivar una mente libre de apegos aversiones e ignorancia. El amor incondicional y compasivo de un Bodhisattva o de un Buda tiene su correlato en el practicante y, a través de él, se manifiesta hacia el resto de las personas del mundo. Dichas personas, a su vez, son percibidas y tratadas como budas por lo que tienen, del mismo modo, la posibilidad de liberarse de sus velos de ignorancia y desarrollar su potencialidad iluminada.